lunes, 23 de diciembre de 2013

LA PIEDRIQUINA OS DESEA FELIZ NAVIDAD

Voy a contaros un cuento
que mi abuela me contó,
cuando yo era chiquitina,
pequeña como un ratón…
Si nun calláis nun lo cuento,
vamos allá: Pues señor,
una mañana de niebla,
iban con un frío atroz
camino de Tierra Santa,
y en gran conversación,
Roque, Pin y Gumersindo,
a cuál más disputador.
A qué sí, decía Pin,
Roque decía que no
¿qué quieres apostar tú?
Los quesos,
yo mi reloj, dijo Sindo,
y tú apuestas las patatas.
Yo voy porque vais vosotros,
esta es mi razón,
pero voy con ciertas dudas
que ni digo sí ni no,
llevo el gallo, y allí queda,
si me parece que es Dios,
pero si no me parece,
pues lo traigo y se acabó.
Roque llevaba tres quesos
que todo el mundo admiró,
grandes, buenos, pura nata,
un regalo superior.
Pin llevaba una gran cesta
de patatas de riñón,
y Gumersindo un gran gallo,
el gallo más cantador,
despertando a los vecinos
antes que saliera el sol.
Apenas les faltaría una legua,
a lo más dos, para llegar a Belén,
cada uno confesó
que descansando un momento,
caminarían mejor.
Apenas llegado habían,
tras ellos también entró
un mozo como un castillo,
un membrudo mocetón,
que al punto sobre los quesos
de Roque fue y se sentó,
dejándolos que no eran
ni queso, ni requesón,
ya bofetadas en tieso
hizo escapar a los dos.
Y saliéndose del cesto el gallo
fue como una exhalación
a dar en la misma boca
de un raposo cazador,
sin hacer caso de Sindo,
que gritaba con furor
¡Ahí va! ¡Ahí va el raposo!
¡Xo! ¡Xo! ¡Xo!
Pin no hizo más que llegar y entrar,
los otros quedaron alrededor,
pero San José tan pronto
como lo supo, salió y les dijo
¿Por qué no entran
a adorar al Niño Dios?
No entramos porque
tenemos un gran disgusto, señor.
Este le traía al Niño
tres quesos, y un gallo yo.
Bueno, basta, dijo el santo
con visible buen humor.
Ustedes aquí venían
sin fe y sin devoción,
uno decía que el niño
no era nuestro redentor
y el otro lo puso en duda
haciendo una ofensa a Dios.
Por eso quesos y gallo,
el diablo se los llevó.
 

VILLANCICO recogido por las antiguas alumnas de la Escuela de Biedes (Las Regueras, Asturias) hacia la primera mitad del siglo XX.
 
FOTO: representación del gaitero y fabricante de gaitas Antón de Cogollo tocando en el mercao del Espíritu Santo en el Belén temático que La Piedriquina dedicó al pueblo de Parades en 2010.