domingo, 21 de abril de 2013

JOSÉ LORENZO RODRÍGUEZ. TESTIMONIO DE UN VAQUERO

Testimonio leído como pregón en la romería del Espíritu Santo de Parades en el año 2005.
 
JOSÉ LORENZO DURANTE LA LECTURA DE SU PREGÓN EN PARADES EN 2005.
 
"Nací en Piles, parroquia de Villardeveyo del concejo de Llanera, en Casa Perín el 7 de diciembre de 1911. Fui el primero de 9 hermanos de una familia vaquera por tradición, desde los tiempos más remotos, que hacíamos la trashumancia a Torrestío todas las primaveras para regresar en el otoño.
 
La primera vez que fui a Torrestío, ¡ay madre del alma!, tenía yo 6 años y fui con mis padres. En la casa de Piles siempre se quedaba alguien. Marchábamos en abril. El día escogido dependía del temporal, si llovía se aplazaba, aunque a veces se complicaba el asunto por el camín. La noche antes de marchar mi padre no dormía nada, levantándose cada poco para mirar la luna. Salíamos de casa a les 5 la mañana, la carga nes caballeríes, que eren 2. Nes alforjes llevábamos comida pa'l camín, facíase una amasadura pa marchar, así que de pan había n'abundancia, luego unos chorizos y algo de adobo, que se había conservao en grasa o en sebo, y ropa pa' tapase, y un par de pites pa tener huevos allá. De vaques llevábanse 8 ó 9 y unes 8 ovejines. En una ocasión diba cuando nosotros un paisano de Pruvia que llevaba gallines en una jaula.
 
Alguna vez coincidíamos con otros vaqueros pol camín. De Piles veníamos a Segundín, y de ahí a Cañe por donde Casa Bulsiano, Castiello, La Venta 'l Escamplero, San Pedro Nora, Trubia, Villanueva de Proaza donde parábamos a dormir en Casa Manín, una casa particular donde gastamos mucha amistad, de allí volvíamos a salir a les 5 la mañana y a Caranga d' Arriba, Les Agüeres, Arrojo, Bárzana, Santa Marina, La Hogarina, Ricabo y p'arriba al Posadorio, que eren sólo 2 cases, subiendo más ¡ay madre del alma, que calamidades pasé! a Trobadiello, donde hay una capilla hermosísima y una casa de los Fuentes de Trubia, - en esta capilla echamos en un ocasión un cantarín María, tía de María Pedro, y otro este servidor, y nos pagaron un duro a cada uno- de allí a Puerto Ventana, y ya bajando, a Torrestío. Cuando se abrió la carretera de Ventana, empezamos a dir por allí, comíamos en Páramo donde gastábamos mucha amistad. Na carretera Ventana trabajé yo varios años, taba abierta p'allá, pero p'acá no había paso. Parábamos a les hores de comer, y siempre que el temporal nos obligaba. En una ocasión tuvimos en Caranga paraos 3 días porque empezó a nevar y allí tuve cuidando les vaques. ¡Quiero más no me acordar!
 
VISTA DE TORRESTÍO, EN LEÓN.
 
Regresábamos en octubre, los primeros días del mes, después ya más tarde en noviembre, pa Tolos Santos. Veníamos pol mismo sitio y parábamos a dormir en Casa Manín en Villanueva. Ahí en Mariñes en El Pozón de Casa Fernando parábamos a comer. Veníamos una vez la mi hermanina Luisa y yo, y cayó una tormenta enorme y tenía que falar a les oveyes y a ella. Otra vez teníen allá un gochucu, y mi tía Dolores pa andar p'acá echoy de comer al gochu pe la mañana, pero cuando llegamos a Quirós, a La Hogarina, tuvo que mi padre goralo, porque nun éramos a él. Hubo que abrilo y metelo encima la carga. Era un gochu pequeño, de unes 8 arrobes ó así. Era una vida de penurias.
 
En una ocasión dije-i a mi padre:
 
       - Oiga papa.
       - ¿Qué quiés?
       - Me cago en sol de noche. El primer vaquero que hubo teníen que habelo castrao.
       - Calla, hombre, calla.
 
Más tarde iba mi padre a llevarnos allá y él volvía pa sembrar el maíz, sallalo y atender lo de aquí. Había que trabajar más aquí que allá. Luego volvía pa segar la yerba. Quedábamos con mi madre, por lo menos 5 persones tábamos en Torrestío.
 
Allí se cultivaba trigo temprano, se sembraba antes de bajar en otoño, y trigo semental al llegar en primavera. Se cosechaba muy bien trigo, subían dos máquinas de desergar. Acuérdome que mi suegro cogió en una ocasión 14 fanegas de 8 kilos. También sembrábamos cebada, arbejos guisantes ¡qué buenos eren! Lentejas, y cuatro berzas, muy poca cosa, en un huerto. Lo que sobraba se dejaba allá, como el trigo. A veces los que vivían todo el año en Torrestío trataron de robar trigo de los hórreos. Mi suegro se dio cuenta de ello, y puso losas de piedra bajo un arca grande donde se guardaba la cosecha, y al ir a taladrar no pudieron sacar nada. Pa moler el trigo se iba al molín de Genestosa que molía y piñeraba a la vez ó a Torrebarrio.
 
La comida de Torrestío era un poco diferente. Allí comíamos lentejas y arbejos, que no teníamos aquí, y alguna vez llevábamos fabes.
 
El ganado estaba por los montes comunales. Había que subir a diario a verlo. A veces había vaques maneres que había que catales y catabense en el monte. Las mujeres estaban en muchas ocasiones solas al frente de todo, lavaban la ropa en la reguera o en el río en unes llavaderes de piedra. También subían al monte por carquexia, genciana, manzanilla y té de monte, hierbas que eran muy apreciadas. Hacían mantecas que vendían a Pepina la mantequera de Quirós, que subía toles semanes a por elles, pa luego vendeles ella.
 
Pa ganar unes perruques íbamos a segar a San Emiliano y a Torrebarrio. La temporada duraba unos 15 días y pagaban un duro al día. Diben también gente de por aquí de Parades a segar.
 
Allí la gente se reunía cuando tocaban a concejo con la campana. Se discutían cosas, estaferias, o lo que hubiera. Había guardia jurado para vigilar los pastos. Cuando entraban vacas de los de Saliencia, se las prindaba, se guardaban en el corral de concejo, que todavía existe, tenían que pagar una multa y también por cuidarlas, porque a las 24 horas de estar en el corral se las sacaba a pastar.
 
En Torrestío había 2 fiestas: la de San Antonio y la del Sacramento, ésta el 17 de agosto. Acudía mucha gente de Teverga y de Saliencia. Tocaba la gaita un gaitero de Saliencia llamado Avelino, y a veces también venía uno con un acordeón pa animar el baile, que se hacía junto a la casa escuela. Había comida de fiesta y los que podían invitaban a alguien.
 
Las casas tenían el mismo nombre aquí que en Torrestío. Nosotros teníamos más propiedades allí que en Piles, pues mi padre compró las fincas de Manuel de Santiagón, de Tuernes, cuando éste dejó de ir. De Llanera íbamos de Piles en mi casa, y antes iban los de Casa Manuel el Carricero, de Tabladiello iba Manolo Pajina; de Pruvia los de Casa Lince, de Casa Manuel de Laura, los de Ordoño y alguna casa más; de Lugo iban los de El Toledo, los de Campo y otras familias más. De Les Regueres diben los de Casa Genaro Barrera y los de Ramonito, los de Casa Pedro, que tenían una torre muy antigua con un nido de cigüeña, que no tenían que habelo quitado, los de Casa el Taco, donde conocí a la mi Sabina, los del Balloto, que eran los más ricos de Torrestío y los de Casa Nolo de Recastañoso. Antes todas las casas tenían el tejado de paja o de piorno.
 
Que yo recuerde solamente se murió allí Telva, la mujer de Pepón de Tomás, que eran de Ordoño en Pruvia. Y nacer, allí nacieron varios, como mi hermana Luisa, mi hija Enedina, Ismael de Xiromo, Ramón de Pinón...
 
Me casé en el año 1936 y ese año fui con Sabina, desde aquí de Parades, pero comenzó la guerra y todo se complicó. Después se hicieron las partidas en casa y lo de Torrestío le tocó a mi cuñada Josefa, y desde entonces fueron los de Casa Xiromo. Yo seguí yendo para ayudar a mis padres en la época de la yerba, a segar. Estaba allí unas dos semanas. Al principio mandaba una o dos vacas con ellos. Mis hijas cuando eran pequeñas pasaban allí los veranos con mis padres. Para entonces yo tenía una bicicleta, y las bajaba en ella hasta Caranga, pero nunca coincidieron las dos a la vez. Una vez mandé a Mercedes en el coche de línea hasta Teverga, allí salía a buscarla mi hermano Balbino, era el 9 de junio y le llegaba la nieve a las rodillas.
 
A pesar de lo duro de esta vida, me quedan buenos recuerdos, como cuando conseguí, siendo ya soldado, que Sabina aceptase acompañarme a la fiesta del Sacramento. Llevaba un tiempo persiguiéndola, pero ella nada. Al fin, me aceptó y, junto a ella, fui muy feliz".
 
FAMILIA VAQUERA DE CASA EL TACO DE PARADES: JOSÉ, SABINA Y SUS HIJAS.


domingo, 7 de abril de 2013

PRESENTACIÓN DE NUESTRO SEXTO ANUARIO

A pesar del mal tiempo, fueron muchos los asistentes a la presentación de nuestro sexto anuario el pasado viernes 5 de abril. Esperamos que ahora los lectores disfruten de la revista tanto como nosotros hemos disfrutado haciéndola.
  
 PRESENTACIÓN DEL SEXTO ANUARIO DE LA PIEDRIQUINA

En el Anuario nº 6 hay un artículo de José Luis Martínez Quintana sobre El puente de Valduno, en el que nos desvela detalles de su construcción y de su reconstrucción después de la guerra. José Luis es un gran puntal en la asociación La Piedriquina, siempre buceando en archivos y pasándonos información sumamente valiosa.
 
MOMENTO DE LA PRESENTACIÓN
 
Otro autor conocido por los lectores de los anuarios anteriores es Feliciano Suárez que, en esta ocasión, escribe sobre los llagares de sidra, con especial atención al de su casa: Casa Filicianu de Premoño. Feliciano hace un interesante repaso por el proceso de fabricación de sidra casera en gran cantidad, aportando información de primera mano, facilitada por su padre, que fue el último llagareru de la casa.
Y, cómo no, también escribe un artículo sobre Toponimia, como en anuarios anteriores. Esta vez recoge los topónimos relacionados con el Camin Real y las vías de comunicación. Fue prácticamente ayer cuando se hicieron las carreteras que hoy conocemos pero, en el pasado, los caminos reales discurrían por sitios muy distintos. Comprender que topónimos como Carrera, Estrada, Milladorio, La Cruz, Calzada, Corredoria, Trecha, Ponte, Pontón… y un largo etcétera tienen que ver con vías antiguas nos ayuda a seguir investigando para lograr un buen mapa de los caminos más importantes.

ASISTENTES A LA PRESENTACIÓN
Por otra parte, en este número VI también encontraréis: Servando Ovies, el avilesino del Titanic, escrito por Julio García Maribona, siempre dispuesto a colaborar y aportarnos algunos de los muchos datos que sabe. Aquí nos hace un repaso por la biografía de este indiano, que tuvo cierta relevancia en La Habana, socio del comercio el Palacio de Cristal, así como a sus últimas horas en el Titanic, en el que, desgraciadamente, falleció.
 
PÚBLICO DURANTE LA PRESENTACIÓN DE LA REVISTA
 
Un artículo realmente interesante y novedoso, porque anteriormente no había nada publicado sobre el tema, es el de Fragües de Llanera y Les Regueres, de Chema Martínez. Si remedásemos a Ramón de Mingón, sobre el que Chema ya escribió en otro anuario de La Piedriquina, diríamos algo así:
 
Yendo yo a buscar datos para escribir de esta cuestión
Encóntreme con 27 fragües en Llanera,
A saber: Arlós, Robleo, el Cantu San Pedro y Ables,
Carbayal, Coruño, Villayo, Fanes y Caraviés,
Guyame, Fozalguera, La Miranda y Llavares,
Tuernes el Grande y el Pequeño, en Posada 3, Bonielles y Cayés,
San Cucao, Bauro, Vendón, Veyo y Ferroñes,
Y no contento con esto, seguí pasos pal concejo Les Regueres
Donde encontré 21 y ahora ya tengo 22.
Agüera, L’Ancineu, Otero, Biedes y Andayón,
En Cogollo encontré 4 y en Mariñes 2,
Gallegos, Llazana, La Casa Nueva, Puerma y Premió,
Pumeda, La Olla, Santullano, Parades y Llandrio,
Y la última en encontrar Ca Rufa d’Alceo, del gran Antón.
  
OTRO MOMENTO DEL ACTO
 
Continuamos con el artículo sobre Cesáreo Fernández, el americano que transformó Rañeces, que firman José Manuel Pérez y Rosa Mª Rodríguez. José Manuel Pérez es sobrino nieto de Cesáreo y fue quien aportó la mayoría de los datos y fotografías. A pesar de la escasez de información, se logró reflejar una semblanza sobre esta persona tan generosa con su pueblo, a la que dotó de escuela en 1911, carretera en 1926, luz eléctrica en 1929 y traída de aguas en 1930. ¿Qué pueblo de Les Regueres o de la comarca tenía estas comodidades entonces? Baste solamente un apunte: la electrificación del concejo se produjo en 1945, cuando los de Rañeces ya llevaban 20 años de ventaja. Y, no sólo dotó la escuela, sino que, hasta 1940, pagaba al maestro por cada alumno (en 1940 la escuela pasó a ser propiedad municipal). Cesáreo fue nombrado hijo predilecto de Les Regueres en 1930 y, su esposa, Carolina Maraboto, hija adoptiva. Sirva este pequeño recordatorio como homenaje a su memoria, ya que nos sentimos orgullosos de los buenos regueranos como él.
 
Por otra parte, Antiguos oficios extinguidos: los ambulantes, del que es autora Rosa Mª Rodríguez, recoge la dura vida de albarderos, paragüeros, afiladores, hojalateros/caldereros, goxeros, piñereros, mieleros, cómicos… que, en un tiempo no muy lejano, formaron parte de la vida de nuestros pueblos. Merece la pena leerlo.
También creemos que os gustará el artículo de Pedro Paniagua, a quien agradecemos de manera especial que escribiese sobre los Palomares del concejo de les Regueres.
 

MOMENTO EN EL QUE SE PRESENTABA EL ARTÍCULO SOBRE LOS PALOMARES

En este anuario, La fiesta de Santullano de 1958 a través de la cámara de José Mª González Villanueva nos aporta un testimonio nostálgico y entrañable. José Mª el de Gallegos, como era conocido en el concejo de Les Regueres, fue un excelente fotógrafo que plasmó la esencia de nuestras fiestas y celebraciones entre 1955 y 1968. La recuperación de fotos antiguas es uno de los principales objetivos de la asociación La Piedriquina.
 
Otro de los objetivos es la recogida de datos e información oral sobre las celebraciones antiguas. Así, L’Antroxu y la Semana Santa de antes es un pequeño artículo realizado por varios miembros de la asociación desde el año 2000. Esperamos que os resulte interesante.
 

MOMENTO EN EL QUE SE PRESENTABA EL ARTÍCULO SOBRE LA CERVEZA

Y, para terminar, vamos con Cerveza hecha en Asturias, de Claudia Prieto, que se tomó con mucha ilusión y no menos interés este artículo. El resultado es una publicación muy trabajada, que pone en valor la importancia de la fabricación de cerveza en Asturias, documentándola desde el siglo XVIII y descubriendo valiosa información sobre un tema tan poco estudiado hasta ahora.

 
¡Gracias a todos los que hacéis posible que exista La Piedriquina!